DOMINGO XX DEL TIEMPO
ORDINARIO – CICLO B
19 DE AGOSTO DE 2018
MONICIONES
ENTRADA: Hermanos,
Jesús es nuestra comida y bebida de salvación. Hoy escucharemos sus
palabras que nos invitan no solo a creer en Él sino a recibirlo
dentro de nosotros y permanecer unidos a Él. Hoy nos invita el Señor
a renovar el sentido alegre y saludable de la Eucaristía. Iniciemos
nuestra celebración.
LECTURAS: Desde
hace ya tres Domingos, las lecturas nos vienen hablando del Pan de
vida, de la comida de salvación. Hoy, de manera clara y abierta,
Jesús nos lo dice: El que como mi carne y bebe mi sangre tiene vida
eterna. Escuchemos y tratemos de saborear la riqueza de esta Palabra.
ORACIÓN DE FIELES
Hagamos vida en este
momento las palabras del Apóstol Pablo: unidos en una única
plegaria, demos gracias a Dios por todo y digamos:
JESÚS,
PAN DE VIDA, ESCÚCHANOS
1.
Por la Iglesia universal, por el Papa Francisco, los Ministros
ordenados y quienes han consagrado su vida a la oración y a la
predicación para que vivan con alegría su vocación y sepan
contagiar al mundo del espíritu cristiano, oremos.
2.
Por los gobernantes y sus planes de gobierno, para que tengan siempre
presente el deber de buscar por todos los medios la promoción del
ser humano, oremos.
3.
Por nuestros pueblos latinoamericanos que sufren la violencia, la
persecución y la represión, para que, como Iglesia, no seamos
indiferentes ante el sufrimiento de nuestro prójimo, oremos.
4.
Por nuestra comunidad parroquial para que superemos las dificultades
e impedimentos que no dejan acercarnos a la Mesa del Altar y recibir
a Jesús Eucaristía, oremos.
5.
Por los que sufren enfermedad, por quienes están postrados en cama
experimentando además la soledad y el abandono de sus familiares,
para que pongamos en práctica las obras de misericordia con estos
hermanos, oremos.
Te pedimos Señor, que
nos ayudes a preparar nuestra alma y todo nuestro ser para
presentarnos ante Ti con corazón limpio y vida digna del nombre
cristiano que llevamos desde nuestro Bautismo. Que vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén
OFERTORIO: Jesús
con su ejemplo de entrega desinteresada y total, nos invita a hacer
lo mismo; a darnos sin medida como fruto de nuestra experiencia de
encuentro con el Señor, de nuestra confianza en su providencia
divina.
COMUNIÓN: en
la Eucaristía está presente todo el deseo de comunión de Dios
conmigo, su deseo de que yo acepte su regalo como acto de amor, que
comprenda la importancia única que tiene su Hijo para mi vida y para
mi realización.
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