sábado, 20 de enero de 2018

Moniciones Domingo 3° Tiempo Ordinario

"Creer en la conversión del corazón 
es confiar en que es Dios mismo quien cambia nuestra vida"

Lecturas 

Jon. 3,1-5.10: "Los ninivitas se convirtieron de su mala vida".
Sal. 24,4-5ab.6-7bc.8-9: "Señor, enséñame tus caminos".
1 Cor. 7,29-31: "La representación de este mundo se termina".
Mc. 1,14-20: "Convertíos y creed en el Evangelio".

MONICIONES

ENTRADA: Bienvenidos seamos todos, hermanos, a esta celebración de nuestra fe y esperanza. Hoy Jesús nos va a dirigir un mensaje y una llamada: "convertíos y creed en el Evangelio", y "venid conmigo". Sus primeros amigos así lo hicieron, y fueron capaces de dejarlo todo en la seguridad de que seguir a Jesús merecía la pena. Celebremos alegres la Santa Misa.

LECTURAS: Nuestro Dios siempre permanece fiel, nos da su mensaje y nos invita a acogerlo en la vida, a seguirle, de modo que demos frutos de justicia, de paz, de vida y de verdad. Es condición necesaria dejarnos encontrar y llamar por Él, escuchar, acoger y vivir con el deseo de que nos llegue su Luz. 

ORACION DE FIELES


La bondad del Padre nos ha insertado, por el Bautismo, en el gran proyecto de la salvación. Supliquémosle ahora para que también nos ayude  a leer los acontecimientos de cada día a la luz de su providencia. Digamos todos juntos:

VENGA TU REINO, SEÑOR

1. Por el pueblo santo de Dios, para que sea para toda la humanidad primicia de la redención, germen fecundo de unidad y de esperanza, oremos.

2. Por los pueblos que viven en violencia, para que el Señor les muestre siempre su amor y su ternura y nunca se olvide de mostrarles su camino, oremos.

3. Por quienes consagran su tiempo a aliviar el sufrimiento de de los hermanos, para que en cada uno de ellos sepan reconocer la presencia y el rostro del Padres, oremos.

4. Por quienes no conocen a Dios, para que escuchen su palabra y puedan vivir el seguimiento y la acogida en los brazos del Padre, oremos.

5. Por nosotros, aquí reunidos, para que no dejemos de seguir a aquel que nos ha llamado a vivir la vida eterna y a degustar de los manjares celestiales, oremos.

Tu sabiduría, oh Padre, nos ayude a seguir tus caminos para que estemos firmemente anclados en la esperanza que resplandece en Cristo el Señor. Que vive contigo por los siglos de los siglos. Amén.

OFERTORIO: Nuestra mejor ofrenda al Señor es la respuesta positiva a su llamado; la conversión permanente de nuestra vida que se traduce en amor, en obras de misericordia. 

COMUNION: Acerquémonos a recibir a Jesús Eucaristía conscientes de que su amor por nosotros es tan fuerte que puede sanar nuestra vida y llevarnos hacia Él.

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